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martes, 28 de febrero de 2023

EO, LLEGA A COLOMBIA

 EO, el burro que conquistó al jurado de Cannes y a los Premios Oscar, llega a Colombia


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Este 2 de marzo se estrena en salas comerciales y alternativas de cine colombianas ‘EO’, la película del director polaco
Jerzy Skolimowski, protagonizada por un burro que en su carga trae consigo el Premio del Jurado del Festival de Cine de Cannes, la nominación a los 95° Premios Oscar en la categoría de Mejor Película Internacional —próximos a entregarse el 10 de marzoy el nombramiento de The New York Times como película del año.

Son muchas las películas de animales que en pantalla grande han divertido y emocionado a los espectadores; sin embargo, son pocos los burros que han protagonizado una historia en el cine. Una de ellas, la francesa Al azar de Baltasar (1966) de Robert Bresson, considerada una de las obras maestras del siglo XX, inspiró la película que el próximo jueves la distribuidora Interior XIII en asocio con Soda Films y AL ESTE Film Festival estrenarán en salas de Colombia.


En la producción italo-polaca, EO, un burro gris de espíritu libre, no solo es el protagonista, sino que invita a ponerse en sus pezuñas y a ver el mundo a través de sus melancólicos ojos. EO comienza su vida como artista de circo antes de emprender un viaje donde se encontrará con gente buena y no tan buena incluída la reconocida actriz francesa Isabelle Huppert conoce la alegría y la pena mientras la rueda de la fortuna transforma su buena suerte en desastre y su desdicha en felicidad. Eso sí, en ningún momento perderá la inocencia.


“Estábamos muy al tanto del hecho de que queríamos llegar al público principalmente a través de las emociones, porque nuestro héroe no tiene palabras. Desde el principio la idea fue que no queríamos contar la historia del burro, sino que queríamos que el público sintiera lo que es ser un burro”, explicó a Los Ángeles Times la productora Ewa Piasskowska, quien escribió el guion junto a su esposo, el director Jerzy Skolimowski.  


Aunque en el guion el protagonista no tiene ‘diálogos’ tampoco los necesita para dejar ver lo que siente y representan para él los seres humanos que va conociendo en un alucinante viaje que inicia cuando, irónicamente, es separado del amor de su cuidadora en el circo, por protectores de animales que reclaman que estos no sean usados en los espectáculos.   


La elocuencia de los sentimientos de EO se produce  gracias a la partitura musical escrita especialmente para el personaje por Pawel Mykietyn, la cual logra transmitir el estado de ánimo de EO mientras recorre lugares de Polonia e Italia. “Mi instrucción para Pawel fue: cuando veas la película, por favor, captura los momentos en que puedas entrar con tu sonido a la cabeza del burro, ilustrando su monólogo interior. [...] La música fue un gran elemento para reemplazar el diálogo. Debía permitir al público identificarse con el animal, y por eso fue una de las tareas más difíciles en el proceso”, declara el director Jerzy Skolimowski en una entrevista con Leo Barraclough para el medio estadounidense Variety


Estrenada en la Competencia Oficial del Festival de Cine de Cannes, donde consiguió el Premio del Jurado, la película de Skolimowski ha sido descrita como “un tierno e impactante tour de force sobre la vida, la muerte, el amor y la indiferencia con que los seres humanos han observado y se han relacionado con la vida de otras criaturas en el mundo” (Manohla Dargis, The New York Times). Se trata de una obra imaginativa, hipnótica y de gran fuerza expresiva; a veces lúgubre, pero también luminosa y al borde del absurdo. Un relato que, sin duda alguna, logrará conmover al público al tiempo que lo desconcertará por su impredecible riqueza formal. 


Los ‘actores’ que le dieron vida a EO fueron Marietta, Tako, Hola, Ettore, Rocco y Mela; cuyo trabajo fue destacado por Ewa, quien aseguró que toda la producción “sencillamente se movió al ritmo de los animales”, como lo comentó en la entrevista con Los Ángeles Times.


“El tiempo dejó de existir. Si necesitábamos que EO cruzara un puente, le dábamos unas zanahorias y esperábamos y si no lo hacía lo intentábamos con otro burro. No puedo describir lo lindos que fueron los sets. Todo el mundo con voz muy suave, todos sonriendo. Éramos como niños en el kínder buscando la manera de convencer al burro de hacer esto o aquello”.

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