La cinta cuenta la historia de Arturo (Robinson Díaz), un tinterillo de 45 años con una oficina de asesorías legales. Un día conoce a Simón (Adolfo Aguilar), un hombre de 30 años que tiene la posibilidad de heredar una gran fortuna, pero
que tiene un problema para poder reclamarla; no tiene derecho a la herencia pues es un familiar lejano y el muerto no dejó testamento ni ningún otro documento legal que le permita recibir el dinero. Arturo, haciendo gala de su
creatividad, pero sobre todo, ambicionando una mejor vida de manera fácil y rápida decide aliarse con Antonia (Jessica Cediel), una contadora y madre soltera de 30 años que trabaja como independiente, para reclamar la herencia.
En el camino se cruzarán con Bernardo (Hernán Méndez), un indigente que escribe poesía y utilizarán para poder reclamar la herencia; Gustavo, un notario amigo de Arturo que le ayuda con todos los papeles para la herencia; y Diego, un gringo que busca a su padre colombiano perdido y que Arturo también utilizará como herramienta para acceder al dinero. Mientras esto pasa, Simón y Antonia comienzan una relación romántica que le agregará un poco de drama y más comedia a esta odisea por reclamar la esquiva herencia.
Se trata de una historia de todos contra todos donde al final el que menos se lo espera se ganará la herencia; demostrando que en cosas del poder, del amor y del
dinero, Nadie Sabe para Quién trabaja.
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