Hoy se cumplen tres décadas del fatídico día en que un accidente de tráfico dejó al Principado de Mónaco sin su bella princesa. El 13 de septiembre de 1982, Grace Kelly y su hija Estefanía viajaban por la misma carretera por la que tantas veces había conducido la actriz, curiosamente la misma que aparece en Atrapa a un ladrón, con destino a Mónaco. Pero esa noche su coche se salió en una curva y cayeron por un barranco. La joven Estefanía, que por aquel entonces tenía 17 años, salió sorprendentemente ilesa, pero la muerte de la queridísima princesa Grace marcó un antes y un después en la familia Grimaldi.
De un día para otro, Grace Kelly, la actriz que ganó un Oscar y fue Princesa de Mónaco, se convirtió en un mito eterno. Tenía 52 años, y Rainiero nunca superó la pérdida.
El sueño de Hollywood
Grace fue una de esas chicas que se enfrentó a sus padres y dejó su hogar para realizar el sueño que había tenido desde niña. Con apenas 20 años se fue a Nueva York, donde trabajó como modelo y estudió interpretación en la Academia Nacional de Arte Dramático. Su elegancia y delicada belleza llamaron poderosamente la atención en Hollywood, y pronto empezaron a lloverle papeles.
Solo ante el peligro, Mogambo, Crimen perfecto, La ventana indiscreta... Grace Kelly tuvo una corta pero exitosa carrera cinematográfica, trabajó con los más guapos de la época dorada, Gary Cooper, Clarck Gable, James Stewart, Cary Grant... y fue musa del gran Hitchcock. Pero por aquél entonces, nadie podía imaginar que acabaría convirtiéndose en princesa.
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