Por Luis Carlos Rueda
No Es un género fácil. Suspenso con tintes de terror no son elementos comunes de nuestra cinematografía.
Pocos se han atrevido a explorarlo en nuestro país por la misma exigencia narrativa y cinematográfica. No hacerlo bien significaría caer en una parodia.
Habría que recordar al valiente Jairo Pinilla que por allá en los 80s se le midió a llevar a las salas películas con nombres tan llamativos y pintorescos como “Funeral Siniestro” “Area Maldita”, “48 horas con la muerte” o “Triangulo de Oro”. Algunas éxito en taquilla, otras destrozadas por la crítica pero sin duda muestras inequívocas del tesón de este loco que hoy es para algunos director de Culto y hasta se atreven a llamarlo “el Ed Wood colombiano”
Pero pasaron muchos años sin tener referencias del género en nuestra filmografía hasta que los hermanos Orozco nos regalaron “Al final del espectro” una ópera prima que exploraba el género con claras referencias al cine oriental e imágenes que para algunos fueron copia.. para otros fue un homenaje.
Se proyecta ahora en nuestras salas “El Páramo”, cinta dirigida por Jaime Osorio, Homónimo del también director colombiano responsable de, para mi gusto, una de las mejores películas colombianas de todos los tiempos; Confesión al Laura.
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