Gabriela es una alta ejecutiva en una empresa pero también ama de casa con marido y dos hijos. La vida de trajín que lleva no la satisface y todavía guarda en un papel anotadas las cosas que siempre quiso hacer. A través de una compañera de oficina cree descubrir que definitivamente hay otro mundo y otra manera de vivir y trata de acercarse con temores y recelos a ese algo que no conoce. Buena parte del metraje de La vida era en serio se ocupa en describir el transcurrir familiar de Gabriela y en narrar sus intentos por experimentar nuevas sensaciones. Contada inicialmente en un tono ligero y cercano a la comedia, el registro cambia radicalmente en la parte de la resolución del conflicto y la película adquiere tonos interesantes de resonancia dramática.
Las cosas tienen un precio y siempre hay que pagar por ellas, Gabriela lo descubre al final de la obra, aunque la directora Mónica Borda se ha cuidado de dramatizar y oscurecer el descenso al infierno que estaba planteado potencialmente en la historia. Premiere Mundial.
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