Una apreciable película de horror y misterio dirigida por el británico Tom Shankland (Waz, 2007), que sabe explorar el fascinante temor que pueden sentir los adultos hacia los pequeños, en casos en que amerita tenerles no sólo miedo, sino verdadero pavor.
“Cuando me decido a hacer una película, en particular una de terror, necesito sentir que existe un tema dentro del material que puede despertar miedos primitivos tanto en mi persona como en el público. La idea de que nuestros hijos puedan convertirse en monstruos psicopatológicos en lugar de unos lindos e indefensos ángeles que quisiéramos que fueran, es probablemente un temor universal”, afirma Shankland.
El miedo que podrían llegar a sentir los adultos hacia los niños es reconocido en el ambiente psiquiátrico como pedofobia, proveniente del griego “pais” (niño) y “phobos” (miedo). Suscita episodios de ansiedad en mayores a pesar de tener claro que ese temor no tiene fundamento. Por lo tanto, criar niños o tenerlos alrededor puede producir malestar.
El cine ha sido tradicionalmente goloso con el horror que puede producir un niño ‘maloso’, cuya maldad sí tiene poderoso fundamento, en la psiquis de los espectadores. Muchos títulos lo demuestran, como El exorcista, La profecía y Los inocentes. Shankland lo ha moldeado exitosamente con la tensión lograda por Los niños, cuya presencia en medio de un bosque maldito, cambiará la vida de todos en su familia… Y también, la muerte.
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